La Unión Europea ha aprobado el Reglamento (UE) 2024/886, que transforma el sistema de pagos en euros. A partir de ahora, los bancos y proveedores de servicios de pago deberán ofrecer transferencias instantáneas: dinero que llega a la cuenta del destinatario en cuestión de segundos, todos los días del año.

Este reglamento persigue que las transferencias sean tan rápidas y seguras como un pago con tarjeta, eliminando las esperas y reforzando la protección frente a fraudes.

Las claves que debes conocer:

  1. Pagos inmediatos, 24/7
    Todas las entidades que permiten transferencias tradicionales deberán también ofrecer transferencias inmediatas, con abono en menos de 10 segundos, sin importar la hora ni el día.
  2. Mismo coste que una transferencia normal
    El reglamento prohíbe cobrar más por una transferencia inmediata. La rapidez no podrá tener recargo.
  3. Obligación de verificar al destinatario
    Antes de ejecutar el pago, el banco deberá comprobar que el nombre y el número de cuenta (IBAN) coinciden con los datos del destinatario.
    Si detecta una discrepancia, deberá avisar al cliente antes de autorizar el envío.
    Esto supone un cambio radical: los bancos ya no podrán limitarse a procesar la operación según el número de cuenta, sino que deberán ofrecer un “servicio de verificación del beneficiario” obligatorio y gratuito.
    En caso de error o fraude, el cliente tendrá derecho al reembolso inmediato si el banco no realizó esta verificación correctamente.
  4. Controles contra sanciones y blanqueo
    Las entidades deberán comprobar cada día que sus clientes no estén incluidos en listas de sanciones de la UE, garantizando así el cumplimiento de las medidas financieras restrictivas sin frenar los pagos instantáneos.
  5. Plazos de aplicación
    En la zona euro, las entidades deberán permitir recibir pagos inmediatos antes del 9 de enero de 2025 y enviarlos antes del 9 de octubre de 2025.
    En los países de la UE que no usan el euro, los plazos se amplían hasta 2027.

En resumen

Para empresas y autónomos, esto significa cobros instantáneos, mayor liquidez y menos dependencias de horarios bancarios.
Para los consumidores, más control, mayor seguridad frente al fraude y una banca más alineada con la velocidad de la economía digital.

Europa quiere que el dinero se mueva tan rápido como la confianza que debe acompañarlo.

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